Visto el escaso éxito que está teniendo la candidatura de Pamplona como capital Europea de la Cultura en 2016 (sólo el 2% de los votos), el Ayuntamiento de la vecina localidad de Barañain ha decidido echarle una mano a Doña Yolanda en su empeño en hacer el ridículo en Europa, como el Real Madrid vamos.
Todo tiene su origen en la moción de censura al anterior alcalde, Floren Luqui (NaBai), presentada por José Antonio Mendive (UPN) con el apoyo del PSN. Un nuevo logro de las siglas UPSN.
Siguiendo fielmente la consigna del General Millán-Astain, "cada vez que oigo la palabra cultura me llevo la mano a la cartuchera" han emprendido una campaña para eliminar del pueblo todo rastro de actividad que no les guste. Empezaron con el Auditorio de Barañain, un oasis cultural en el desierto creado por Barcina, Corpas y compañia. Siguieron con la práctica eliminación del presupuesto municipal de las ayudas a colectivos populares y con el tijeretazo del 31,5% al Euskera.
Como no tienen medida; ¡para eso ganamos una guerra!, acaban en el esperpento. La última, al cierre de esta edición, es el veto que el concejal de cultura, Pablo Gómez (UPN), ha impuesto en la Biblioteca a los periódicos Gara y Berria (el único que se edita íntegramente en euskera). Sin embargo mantiene la adquisición de publicaciones tan "cultas" como el Marca o tan "de la tierra" como el ABC.
Este veto y su posterior confirmación por parte del Director del Servicio de Bibliotecas del Departamento de Cultura y Turismo - Institución Príncipe de Viana del Gobierno de Navarra (¡Tóma tarjeta!), Fermin Guillorme ha levantado una oleada de protestas entre las que queremos destacar la de los bibliotecarios que han publicado un precioso manifiesto, al cual os pedimos que os suméis.
Para ello, tenéis que enviar un e-mail a esta dirección: bibliyam@cfnavarra.es
Manifiesto de Asnabi, Asociación Navarra de Bibliotecarios
Bibliotecas públicas para todos, cuando todos somos todos Perogrullo estaría orgulloso del título de este manifiesto, si no fuera porque la afirmación obvia que plantea el título se está hoy cuestionando en las bibliotecas públicas de Navarra y en la sociedad navarra por extensión. Los bibliotecarios estamos alarmados. Los ciudadanos, por supuesto, también lo estamos. La alarma ha saltado cuando de la biblioteca pública de Barañain han desaparecido (no por su propio pie) dos de los periódicos que acostumbraban a compartir espacio con el resto. El motivo de su desaparición ha sido que un ciudadano (en su calidad de concejal), al que esos periódicos no le acababan de gustar, lo ha decidido así. También que otro ciudadano (en su calidad de Director del Servicio de Bibliotecas), por motivos desconocidos, lo ha decidido así. Las bibliotecas, mal que les pese a algunos ciudadanos, no son así. Las bibliotecas no rechazan. Las bibliotecas públicas están hechas de un tejido inusual, un tejido no comercializable, no ideológico, un tejido que se expande, un tejido no censor. Ahí radica su grandeza, en su permeabilidad y su infinita capacidad. Cuando se edita un nuevo libro, una nueva revista, un nuevo periódico, un nuevo pensamiento manuscrito, la biblioteca se hace de inmediato unos centímetros más grande, con el único fin de acoger al recién llegado, de hacerle un sitio. De esta forma, todo lo ya creado y lo aún por crear tiene un lugar, la biblioteca pública, en el que poder respirar, codearse con los de su especie (la magnífica especie de lo escrito) y hacerse accesible al mundo, a los lectores. Y si no es así, la biblioteca pública enferma; y la única terapia para reconstituirla será tejerle de nuevo ese traje elástico, reconstruir ese continente de contenido infinito que nunca se debió quebrar. La biblioteca pública es uno de los enclaves básicos de la cultura. Y la cultura, la civilización, no es sino esto: Que una bibliotecaria ultraurbanita preste con su mejor sonrisa un libro sobre la corteza del abedul. Que conviva un libro de física cuántica, apoyado tapa con (no contra) tapa, al lado de uno que apueste firmemente por la teoría de la relatividad. Que haya libros en papel, y que haya otros que podamos leer en Internet. Que se crucen y saluden en la entrada de la biblioteca el que porta un disco de Salieri y el que va en busca de otro de Mozart. La cultura es que todo, todas, todos, tengamos cabida en la biblioteca pública. Hemos dicho una y mil veces “hay un libro para cada lector”, con la aspiración soñada de que todos podemos ser amantes de un libro, para después convertirnos en concubinos de cientos. ¿Qué sucede entonces si no hay un libro para un lector?, y aún peor, ¿qué sucede si hay un libro para un lector y ese libro se lo quitamos a ese lector de las manos? Si un libro, una revista, un periódico, un papel lleno de tinta significante, no es bienvenido a las bibliotecas públicas, no nos engañemos, eso significará que un lector, y tal vez otra, y otra, y otro lector, tan ciudadanos como el resto, no son bienvenidos a las bibliotecas públicas. No, no nos engañemos: es como si instalamos una cuerda con la señal de “prohibido” en la puerta de la biblioteca y la extendemos o no, en función de quién se acerca, es como si editamos carnés de biblioteca de primera y segunda categoría, unos magenta, otros de otro color; es como si colgamos en el día del libro grandes letreros que digan “lean, pero no lean todo”; es como si a un lector de un periódico, le damos otro periódico, le damos el periódico que a mí me gusta, y no el periódico que él quiere leer; es como si ponemos entre comillas (y no subrayado, como debiera) el “pública” de la biblioteca pública. Los que suscribimos este manifiesto sentimos que haya llegado este triste momento en que este manifiesto se ha tenido que idear, y firmar
3 comentarios:
Vaya por delante que no comparto la ideología de Gara y que Berria no lo leo más que nada porque no se euskera.
Pero no entiendo como en una biblioteca pública dejen de comprar Gara y/o Berria y sí el Marca o el Sport, porque para leer estas publicaciones deportivas está el bar de la esquina.
Ójala que me equivoque pero si lo han ensayado en Barañain y el dire de Bibliotecas del Gobierno de UPN se ha callado, no nos extrañe que el veto llegue a todas las bibliotecas si no nos posicionamos a favor del manifiesto de ASNABI. Yo ya lo he hecho.
Para terminar, Corpas, Barcina, el concejal de (in)Cultura de Barañain... son fieles seguidores de Millán-Astray conocido por su "¡muera la inteligencia, viva la muerte!". Y así nos va con tipos como ellos.
El Gara no me mola y el Berria me aburre soberanamente, mas que nada porque antes de abrirlo ya se lo que me van a decir y cómo, excepciones; Victor Moreno, Anjel Lertxundi y una corta lista (cortísima) de colaboradores. La línea editorial de ambos medios ofrece menos sorpresas que la vida marital de dos nonagenarios,..., pero por esa regla de tres me cargaría las hemerotecas de todas las bibliotecas,..., y, además, lo que es fundamental, ¿quién soy yo para decidir qué es aburrido o no?, o, ¿qué se puede leer o no?,...,
¿quién es cualquiera para decidir eso?,...
Su blog ha sido acreedor de uno de los prestigiosos "Premios Limonada" en su categoría "mejor cortometraje de animación", otogado por el blog arkimia. No deje de pasarse por allá para recogerlo.
Publicar un comentario