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Este hombre tan humilde y tan sencillo ha sido noticia porque se ha descolgado con unas declaraciones en las comparaba los abusos a menores en escuelas católicas irlandesas entre los años 50 y 80 con el aborto. Para su eminencia el aborto es bastante peor que los abusos sexuales.
O sea que el comportamiento de un sacerdote al que le han confiado la educación de una niña, cuando esta cumple por ejemplo 13 años, abusando de la confianza de sus padres y de la ingenuidad de la infante, se la cepilla un día sí y otro también destrozándola psicológicamente para toda su vida y termina embarazándola es una tontería comparándolo con la extrema gravedad que supondría el abortar al fruto de la pederastia.
Tras escuchar estas declaraciones hemos prohibido terminantemente a nuestros hijos acercarse a menos de 100 metros de un eclesiástico.
En el equipo de langostinos y lentejas no tenemos ningún psicólogo aunque pensamos que no es necesario para poder calificar como "enfermos sexuales" a estos especímenes de la jerarquía de la Iglesia Romana.
Si no fuera por el poder que tienen y por el daño que hacen de manera continuada al género humano durante más de 2.000 años (que se dice pronto) sería para morirse de risa.
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