Dentro de la campaña "borra al mono hasta que le salga anís" ahora son perseguibles judicialmente acciones como exhibir, en público o en privado, la foto de una hija (aunque no tenga condena firme), organizar un campeonato de mús, o que te abrace un concejal de ANV (aunque seas un kiliki).
Este afán persecutorio está tan pronunciado que les lleva a extremos tan ridículos como la reciente solicitud de "Dignidad y Justicia (sic)" de prohibir la celebración de los actos a celebrar en Arralde, localidad ficticia donde se desarrolla la serie Goenkale. Los medios madrileños se hicieron eco en una metedura de pata como no se recordaba desde la famosa rueda de prensa de los Solidarios de Itoiz sobre el cementerio nuclear de Pitillas. Estos achicando dejan a los famosos jíbaros a la altura del barro.
Lo que no parecen tan claras son las ganas de aplicar un carácter universal a estos achiques ya que todavía en Pamplona se honra al Conde de Rodezno (50.000 sentencias de muerte firmadas) con una plaza en la que se encuentra un monumento donde descansan Mola (el de las piscinas de la Taconera) y Sanjurjo (al que le siguen manteniendo la peana) artífices del Golpe de Estado más sangriento que ha sufrido esto que por aquí no se quiere llamar España.
Tampoco se pone mucho interés en investigar, ni en condenar, las acciones fascistas contra los organismos y monumentos populares que reivindican la Memoria Histórica.
En la recomendable página "lasmalaslenguas" hemos encontrado este vídeo que nos ilustra, ¡oh casualidad!, de que en otras naciones del estado también quedan muchos espacios que achicar.
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